El hambre no es un fracaso personal, sino un fracaso político. Las leyes que hacen nuestros funcionarios electos —sobre salarios, asistencia alimentaria, vivienda, cuidado infantil y atención médica — deciden quién puede cubrir sus necesidades básicas y quién no.
Tenemos que trabajar juntos para cambiar las políticas que impiden que la gente tenga suficiente comida y nos dificultan a todos pagar nuestras facturas. No tenemos el poder de hacer los cambios que necesitamos ahora mismo, pero si trabajamos juntos, podemos cambiarlo.
Empieza diciendo sí: Quiero ser parte del cambio. Y luego invita a otros a ser parte de la solución también. Regístrate para obtener más información y mantenerte al día sobre cómo podemos acabar con el hambre juntos.
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